Turismo y vacaciones en la isla de Groix ¡Bienvenido al paraíso!
- 1 día
- 1 fin de semana
- 1 semana y más
- Con los niños
- En pareja
- Lugar único
- No te lo puedes perder
¡Embárcate
hacia la isla de Groix!
En pleno corazón del sur de Bretaña, a 45 minutos de Lorient en barco, la isla de Groix te recibe durante todo el año para pasar un día o unas vacaciones.
Joya de las islas del sur de Bretaña, la isla de Groix forma parte de la red europea de espacios naturales protegidos «Natura 2000».
Tu estancia te permitirá navegar por esta tierra de 8 por 3 km. Recorriendo a pie los senderos de la costa (ruta de la isla de 27 km) o en bicicleta por las senderos para bicicleta (más de 40 km de caminos) o incluso minibús, la isla te desvelará todos sus tesoros
La isla de Groix se narra: un poco de historia
La isla de Groix, denominada por algunos como «Le Caillou de Bretagne» (el guijarro de Bretaña), nació de la unión de dos placas tectónicas hace más de cuatrocientos millones de años. Su historia está llena de encanto. ¡Descúbrela!
Una isla situada en las grandes rutas de navegación
Al desembarcar en esta tranquila isla, nos es imposible imaginarnos que la calma no siempre ha sido la regla en la historia de este islote.
Ya habitada desde el Paleolítico, la isla tuvo contactos comerciales con el continente desde muy temprano, tal como evidencian las hachas pulidas neolíticas encontradas y conservadas en el ecomuseo de la isla de Groix.
Estos testimonios indirectos de la navegación y de los intercambios se confirman con la Edad del Bronce (tumba de Port-Mélite, por ejemplo), la época gala y la época galorromana. A continuación, la ocupación de la isla por los vikingos también dejó sus huellas: armas, tumba y la famosa sepultura del barco vikingo encontrada en el territorio francés, atestiguando y demostrando que la isla de Groix está situada en las grandes rutas de navegación.
Más adelante, encontramos varias menciones de los siglos XIV al XVI de navíos de Groix que comerciaban con Inglaterra, Flandes y Portugal y, en el siglo XVIII, muchos fueron los marineros de Groix que navegaban a bordo de los buques de la Compañía de las Indias Orientales.
La epopeya atunera
A partir de mediados del siglo XIX, los habitantes de la isla vivían principalmente de la pesca de la sardina y de otras pesquerías costeras, pues deseaban diversificar sus economías, anticipándose a las grandes crisis de la sardina.
La isla de Groix se convirtió así en el primer puerto atunero de Francia a principios del siglo XX donde se establecieron fábricas atuneras: Sus productos se comercializaban en Suiza, Inglaterra, Alemania, Argelia, etc. Los habitantes de Groix están muy orgullosos de ello: ¡incluso reemplazaron el gallo tradicional de la torre de la iglesia del pueblo por un atún!, aún visible en su parte superior.
Toda una sociedad gira en torno al atún: pescadores en sus famosos barcos «dundees» (veleros atuneros) y armadores, conserveros y trabajadores, herreros, carpinteros, fabricantes de velas y hasta el farmacéutico local crea una pomada a base de atún: la “germoplastine”…
El final del siglo XX: un período turbulento
La Segunda Guerra Mundial también afectó a la isla durante la ocupación: numerosos bunkeres fueron utilizados como refugio por el enemigo. Paseando por la costa de los acantilados de Pen Men los podremos descubrir.
Jean Pierre Calloc'h: un poeta de Groix
Nacido el 21 de julio de 1888 en Groix, Jean-Pierre Calloc’h es uno de los escritores y poetas bretones más importantes, sobre todo, gracias al famoso poema Me zo ganet e kreiz ar mor (nací en medio del mar), tomado e interpretado por todo el que ha contado o cuenta sobre Bretaña: cantantes y bardos y, posteriormente, Alan Stivell, Gilles Servat, Yann-Fanch Kemener y muchos otros.
Muerto en el campo de honor por Francia, su nombre figura en el Panteón. En la actualidad, en Bretaña hay muchas ciudades que tienen una calle con su nombre.
En la isla de Groix podrás caminar tras las huellas del poeta en una ruta: del monumento de Port-Melin a la casa familiar de Clavezic, del menhir de Kermario a su tumba en el cementerio y, sobre todo, atravesando la landa tan querida por el poeta de Groix.
El pequeño patrimonio
¿Aprender y descubrir?
Durante tus paseos, el pequeño patrimonio y los diferentes sitios son hilos conductores para entender la historia de la isla: la reserva geológica François Le Bail, los lavaderos, fuentes, megalitos, dólmenes, la iglesia y las capillas, el fascinante ecomuseo y la Maison de l’île (casa de la isla) de Kerlard.
Los principales pueblos
Port-Tudy y Le Bourg (el pueblo)
Puerto-Tudy es el vínculo vital con el continente. Sus actividades están marcadas por la llegada de los barcos al puerto. Alrededor del pequeño puerto deportivo, las terrazas del café–restaurante ofrecen una parada agradable antes de proseguir con la exploración de la isla. Allí podrás alquilar una bicicleta o un coche eléctrico.
Ascendiendo hacia el pueblo descubrirás las preciosas casas de los armadores y el cine para familias, con sus fachadas decoradas por artesanos italianos. Por la mañana, el mercado de las Halles te ofrece los productos de la isla, tanto de la tierra como del mar. El campanario de la iglesia está decorado con el famoso atún, símbolo de una época en la que el atún dejó una profunda huella. Allí encontrarás restaurantes, tiendas y cafés.
LOCMARIA
Tranquilamente acurrucado en torno a una pequeña bahía, el pueblo ofrece un laberinto de callejuelas, de fuentes y lavaderos, así como la Capilla de Notre-Dame de Plasmanec, en el centro del pueblo.
Allí podrás disfrutar de un café o de una parada para comer junto a la orilla del mar, mientras los niños hacen castillos de arena en la playa.
Los pequeños puertos
PORT-LAY
Te seducirá este pequeño puerto lleno de encanto, cuya vida marítima fue muy intensa durante la época de las conserveras de atún y sardinas. En la actualidad, la conservera Groix y Nature continúa la tradición.
El FIFIG, el Festival Internacional de Cine Insular de la Isla de Groix, se celebra aquí cada año en agosto. Durante 3 días, directores de cine, músicos, bailarines y escultores acuden para compartir la oferta cultural de sus islas con el público.
PORT SAINT NICOLAS
Este profundo valle, precioso en cualquier estación, de color rosado en primavera y rojizo en otoño, está construido dominando una ria de doble entrada. Este puerto proporciona un refugio natural en la inmensidad del océano para que veleros, kayaks y pequeñas embarcaciones de motor puedan hacer escala
Las playas
Playa de SABLES ROUGES (las arenas rojas)
«L’îsle aux grenats» (la isla de los granates) como llaman algunos a Groix por este mineral, que se encuentra específicamente en esta playa ofreciendo un espectáculo maravilloso por su arena estriada de rojo.
Playa de grands sables (LAS GRANDES ARENAS)
También llamada Playa de las Arenas blancas
¡Una vasta extensión de arena blanca muy fina, bordeada por el sendero de la costa, unas aguas transparentes y de color turquesa: ¡la más absoluta felicidad! En verano podrás alquilar tablas de windsurf, embarcaciones de vela ligera, remo, etc. ¡Todo lo necesario para pasar un bonito día de verano en la playa!
Los faros
Faro de Pen Men
El extremo de la isla… y el faro de Pen Men. Esta es la costa salvaje en todo su esplendor: preciosas extensiones de landas del litoral y abruptos acantilados. Este sitio, Reserva Natural de la isla de Groix, es un paraíso para numerosas aves marinas.
Nota: En temporada alta se puede visitar el faro de Pen Men, con la Casa de la Reserva Natural (02 97 86 55 97) o con la asociación Saint-Gunthiern (02 97 86 54 84).
La Pointe des Chats (el punto des los gatos)
Con la marea baja aparece una enorme meseta rocosa con brillos plateados: micaesquistos, granates y glaucofanas se mezclan aquí en una sutil armonía mineral.
El fotogénico faro des Chats (los Gatos) señaliza la punta sur de la isla.
¡No te lo puedes perder!
El agujero del infierno
Disfruta de esta profunda y vertiginosa falla, espectacular con mal tiempo: precaución.
Quelhuit
El pequeño pueblo típico de Quelhuit, con sus callejuelas tranquilas y sinuosas, alberga la encantadora capilla de Saint Léonard. Situada en sus orígenes en el centro del pueblo, fue reconstruida en 1840 dominando el mar, con unas magníficas vistas del continente.
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